Reseña | Viaje a la costa - Kazumi Yumoto

¡Hola!

Vaya, mi primera reseña de un libro japonés. Estoy muy emocionada, no sé qué tal resulte todo esto. Déjenme les cuento que últimamente hace mucho calor por donde vivo; es temporada de frutas frescas y las vacaciones están a la vuelta de la esquina. Ahora sin más, la reseña.

💬Título: Viaje a la costa
💬Autor/a: Kazumi Yumoto
💬Traductor/es: Rumi Sato y José Pazó Espinosa
💬Género: Narrativa
💬Editorial: Nocturna Ediciones
💬Saga: Autoconclusivo
💬ISBN: 9788494424342

Sinopsis

La joven Mizuki lleva tres años obsesionada por la misteriosa desaparición de su marido, al que la policía ya da por muerto. Una noche, él aparece de improviso en su cocina y, mientras devora sus dulces favoritos, le relata cómo murió ahogado en el mar. 
A la mañana siguiente, Mizuki comprueba que no se trataba de un sueño y acepta lo que él le pide: que lo acompañe en un último viaje a la costa donde se originó todo. 
En esta fascinante novela de la autora de Los amigos, los vivos y los muertos se confunden a lo largo de un Japón enigmático donde los fantasmas resultan más reales que la gente entre la que deambulan.

Okay. Di con esta novela gracias a la blogosfera hace unos siete meses atrás. Lo primero que me interesó fue la portada y de ahí la sinopsis. Recuerdo que leí opiniones de todo tipo desde positivas  a negativas; y al final terminé comprándolo. Lo leí hace unos días y tras reflexionar varias cositas, por fin les comparto la reseña.

Mizuki es nuestra protagonista. Una mujer japonesa que vive esperanzada en que su esposo, Yusuke, sigue vivo. Él desapareció hace tres años. La mayoría de las personas relacionó su desaparición como una huida con una amante o algo parecido. Sin embargo, Mizuki permanece creyendo que él regresará.

Un día mientras Mizuki cocinaba, Yusuke regresa. Un reencuentro tan esperado y pareció tan natural. Él no revela demasiado de lo que pasó, de hecho, no caía en la cuenta que habían pasado tres años enteros. La curiosidad de Mizuki por comprender qué había hecho su esposo en tanto tiempo, los llevará a un viaje a la costa. Tras empacar tomarán el metro y se dejarán llevar por el agua que siempre fluye.

De ahí comienza una aventura sin igual. Recorremos pueblos donde los muertos y los vives conviven de una manera grata. No son fantasmas vestidos de manta, tampoco espíritus malignos que quieren poseer a los vivos. No. Son humanos sin vida rodeados de melancolía y añoranza por compartir tiempo con los vivos. Se aferran a su última voluntad.

Nuestra historia está contada desde la perspectiva de Mizuki. Aquí el tiempo pasa como brisa, sin medida alguna. Una novela no tocada por el calendario que transcurre entre lo fantástico y lo realista. El agua es el mayor testigo de esta travesía, es más, quizá forra el camino que lleva hasta el fin del viaje. 

Si registrar las pertenencias del otro en secreto fuera la condición natural de todos los matrimonios, quizá no debería haberme casado

Realismo mágico. Aquí nos encontramos la melodiosa combinación de aspectos cotidianos, reales con ficticios. La autora logra hacer que la presencia de lo irreal se justifique en la realidad. No hay nada de pactos místicos, ni tabú por los muertos. La perspectiva de la muerte de Yumoto te deja maravillado, no encontraré las palabras correctas, pero te hace sentir más vivo.

Déjenme comentarles acerca de los personajes. Es curioso, saben, están bien elaborados, no hay queja de ello. Sin embargo, durante la lectura algunas actitudes me generaron conflicto. 

Hablemos de Mizuki, nuestra protagonista. Es una mujer muy prudente; nada de egoísta ni engreída, sino pacífica. Llega  a unas conclusiones de diferentes temas que me dejaron reflexionando, ya que son muy profundas y singulares. Sabe tocar el piano desde pequeña y no tiene problema en cocinar. Algo que me disgustó fue que depende demasiado de la palabra de su esposo, de Yusuke. Si él dice no, es no. Si él exige algo, no debe confrontarlo. Pareciera que ella no tiene voz ni voto y que su esposo tiene la última palabra.

Mientras tanto, Yusuke. No es el sujeto más hablador de todos, al contrario, es callado, no suele hablar de más y sus acciones dicen más que sus palabras. Desde mi punto de vista, es muy autoritario y desconsiderado (algunas veces) del papel que le da a su esposa. Tampoco resalta por ser cariñoso, ni amistoso; pero sí trabajador y calculador. Ha sido víctima de problemas de depresión, los cuales son muy graves y le cuesta controlarlos. 

Aunque te produzca tristeza, una vez muertos ya no podemos encontrarnos

Los demás personajes me resultaron flexibles y se nos comparte la suficiente información de ellos para poder simpatizar. Tanto vivos como muertos cargan con sus propias pisadas, sus historias y aunque no sean estelares, sus participaciones me dejaron con buen sabor de boca. 

El mayor fruto de este libro son sus buenas reflexiones y que es una buena vía de escape de historias occidentales. Sin embargo, puede llegar a pasar como una lectura desapercibida y en algunos casos, improductiva. No es un libro para todo el público, si esperan encontrar algo de acción o un romance pronunciado, lamento decirles que esta historia no es para ustedes. A la vez, tampoco esperen un misterio contundente, ya que, como mencioné arriba, aquí la muerte es presentada con normalidad, no como un enigma.  

Un viaje donde la realidad simpatiza con lo ficticio de una forma tan amena que nos hace ignorar el transcurso del tiempo.

PUNTUACIÓN

😄😄😄1/2

Sobre la autora

Kazumi Yumoto nació en Tokio en 1959 y en 1992 publicó su primera novela, Los amigos (Nocturna, 2015), que fue un éxito de ventas y premios tanto en Japón (donde se llevó al cine dos años después) como en el resto del mundo. Desde entonces ha publicado varias novelas más, entre ellas La Casa del Álamo (1997; Nocturna, 2017), llevada al cine en 2015; La ciudad del sol poniente (2002; Nocturna, 2018) y Viaje a la costa (2010; Nocturna, 2016), cuya adaptación cinematográfica, a cargo de Kiyoshi Kurosawa, recibió en 2015 el premio Un Certain Regard a la Mejor Dirección en el Festival de Cannes.